Bóvedas Baños del Caballel

Toledo siempre se ha caracterizado por ser la ciudad de la convivencia de las Tres Culturas. Más que convivencia, lo que hubo en la ciudad de Toledo fue tolerancia entre esas diferentes culturas, al compartir las 260 hectáreas que tiene la parte antigua de la ciudad.

Gracias a la labor del Consorcio de Toledo, se han podido recuperar los restos arqueológicos de diferentes baños árabes repartidos por diferentes puntos del casco antiguo.

Había baños privados y públicos: Los baños privados estaban asociados a familias de alto nivel o palacios  y los públicos que eran de uso común y que podían depender, por ejemplo, de una mezquita.

Y tenemos que entender que, el baño árabe, cumplía con diferentes funciones: la social (punto de encuentro, había salas para reunirse…), la de higiene y la religiosa (purificación espiritual).

Dentro del baño podíamos encontrar barberos, masajistas… La limpieza se hacía, sobre todo por la exfoliación de la piel tras la sudoración en esas salas calientes.

Se solía entrar por un zaguán, una zona de entrada que, normalmente, provenía de un patio, y detrás venía el vestuario seguido ya de las diferentes salas (sala fría, templada y caliente).

El techo era abovedado para que el agua, cuando se condensase, no gotease sino que cayera por la propia pared, y contaba con lucernos que servían para la entrada de la luz (que solía entrar tamizada por las celosías), lo

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